martes, 16 de agosto de 2011

6 x 07 - Copenhague I

Hacía ya tiempo que no escribía en el blog. Concretamente desde el 2 de mayo. Tres meses y medio casi, que se dice pronto. Pero si no se hace nada especial, no se hace nada especial, qué le vamos a hacer.
Nada de lo que sea relevante hablar en un sitio público al menos, ¿os vale?
Hala, pues a lo que iba.

Gracias al plan de formación del CERN, disfruto ahora mismo de dos semanas de curso en Copenhague.  Mal sitio para irse con los gastos pagados :-)

Aunque el curso comenzó el domingo, yo llegué el viernes noche, para aprovechar el fin de semana y hacer algo de turismo. Llegamos sin mucho problema al hostal que tenía reservado para esas dos noches, y ya a la mañana siguiente salimos a hacer el guiri.

Dos cosas me han llamado la atención de Dinamarca, o de Copenhague al menos. Una, la enorme cantidad de sitios con comida basura (pero muy basura) que hay, sólo por detrás de los 7-Eleven, que los hay a patadas. La otra, es lo borrachos, pero borrachos, y meones que son. Si pensáis que gente borracha meando por las esquinas es algo típico del Carnaval, o si acaso del botellón en España... Dinamarca no tiene nada que envidiar (si es que eso es envidiable, claro).

Respecto a la comida, kebabs, pizzas, pizzas de kebab (argh), "china box", puestos de perritos calientes pero por todos lados (a ver si les hago una foto, hombre), etcétera. Sin olvidar las mierdas prefabricadas del siete-once. Ridículo.




Después salimos por la noche, y ¡sorpresa! Otra cosa que me choca: ¡¡fumar en los locales es legal!! Ya no recordaba lo que es salir apestando a tabaco. No me esperaba esto. Creo que esa frase de "algo huele a podrido en Dinamarca" va un poco por la mezcla del olor a tabaco y a salchicha barata.
Que no, que es exagerar. La ciudad es bastante bonita y civica por lo demás, con carriles bici por todas partes, y mucho ciclista. No llega a Amsterdam, pero no anda lejos.


Sacando partido al programa de las panorámicas

El domingo nos echaban del hotel a las 10.00, así que dejamos las maletas en un cuarto antes de desayunar para no tener que cargar con ellas. A la vuelta: ¡chanchán!.


Un "par" de personas más hacían checkout esa misma mañana, llegando a haber una montaña de equipaje acumulado que llegaba casi al techo. Ese de la foto es un portugués que viajaba conmigo intentando alcanzar su maleta. Yo por suerte dejé la mía detrás de la puerta, lo que me facilitó el asunto algo, pero no demasiado. Tuve que entrar, cerras detrás de mí, y poner esta música en mi cabeza:


Sacar una, ponerla encima del montón, desplazar otra, aprovechar el hueco para mover un poco la mía, volver a mover la del tope... y así hasta unos ¿diez? ¿once? movimientos hasta que conseguí sacarla. Y eso que estaba fácil...

Ya el lunes comenzó el curso, de lo que poco puedo contar. No es que no pueda, es que contar qué se da en clase es tontería. Lo más relevante es que me apunté para hacer escalada, pero no hay fotos todavía. Cuando tenga con qué ilustras sigo con la historia.

Continuará...

2 comentarios:

Perico Romero dijo...

3 meses y medio sin hacer nada especial... yo que tú me pegaba ya un tiro, darling. La gente no quiere saber nada de tus viajes de pacotilla. Queremos que nos hables de visitas a tu médico de cabecera o de tu sastre. Da igual que sea mentira. Métenos alguna trolita de vez en cuando, no hacen mal a nadie.

Manglote dijo...

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