viernes, 25 de noviembre de 2011

lunes, 5 de septiembre de 2011

6 x 08 - Copenhague II

Perdón por el retraso, pero he estado liado esta semana. Las fotos las subí hace un par de días, pero hasta hoy no me he puesto a escribir.
Esta entrada continúa la anterior "Copenhague I", sobre el curso al que he asistido en, sorpresa sorpresa, Copenhague. Dinamarca. Que supongo que lo sabéis, pero ahí lo dejo por si acaso.

No sé si sabéis que LEGO es una compañía danesa. Yo no me enteré hasta que llegué aquí, pero puedo asegurar que queda bien claro cuando ves tiendas de lego por todas partes, con muñecos de lego tamaño real hechos con piezas de lego, claro está.
Y lo que también desconocía era la enorme cantidad de variedad de cosas en lego que hay. Por ejemplo:

¡la Estrella de la Muerte! Con Luke y Darth Vader incluídos.

Sí, agosto, aunque no lo parezca. Empeoró los últimos días hasta con granizo.

Es una foto de una torre, fíjate. Con sus cosas de torre. Una pena no tener una foto de la fachada, porque el edificio es rato tétrico, con gárgolas, caras y torsos desmembrados decorando.

Christiania. ¿Qué tiene de especial? Pues que, de facto, es independiente de Dinamarca. Inicialmente fue una zona ocupada por una comuna hippie que decidió no pagar impuestos - y no recibir nada del estado, claro está - y guisárselo y comérselo ellos mismos. Lo increíble es que no han logrado (y lo han intentado) desalojar este barrio, donde la ley danesa no aplica. Punto. Es como un mini-Amsterdam enclavado en medio de Copenhague, ya que se vende marihuana y hachís en la calle como quien vende jerseys en el Piojito. Insisto, esto es público y notorio, pero la policía no entra. Vale, en Las 3000 Viviendas tampoco, pero la diferencia es que Christiania es turístico, y Las 3000 Viviendas no.
No hay fotos del interior porque está prohibido hacer fotos. Lo que, personalmente, encuentro como mínimo irónico. Vaya comuna libertaria de chichinabo, si después tienen más restricciones que en la calle, pero bueno.

¡La sirenita! El escritor del cuento, Christian Andersen, era danés, así que tienen esta estatua homenajeando al cuento y al escritor. Es enormemente famosa y popular, y, sinceramente, tampoco acabo de comprender por qué. Es una estatua como estatuas hay en todas las ciudades, pero bueno.


Ese es el castillo de Kronborg. No voy a contar detalles que para eso pongo un enlace a la Wikipedia :)

Y esa una estatua de Ogier el Danés, un personaje legendario danés. Esa estatua en concreto es en realidad el modelo usado para hacer después la versión en bronce.



Después de visitar el castillo - eso fue el domingo, por cierto - cogimos un ferry y cruzamos a Suecia, donde hicimos algo de senderismo, que es lo que podéis ver en las fotos de arriba.

Esperando al bus en una cala sueca.

La cena fue en el ferry mientras volvíamos a Dinamarca, e íbamos a Suecia, y volvíamos otra vez a Dinamarca (se cruza en 20 minutos, así que dimos tres vueltas para tener tiempo)

¡Marisco por todas partes! ¡Y bufé libre! ¡Y pagado por el curso!

¡Hooray!

El buey de mar un poco seco, pero muy lleno, así que no me quejo.

Del resto, poco que contar. La planificación no daba lugar ni a cinco minutos libres casi. Y no todo eran comilonas de cangrejo, salmón y pato (los del hotel es que se la pegaban también con la cena).


También hubo ejercicio. Aunque parezca increíble logré subir el culo hasta allí arriba "liderando". Es decir, enganchando yo mismo la cuerda mientras subía.

Bueno, igual sí que hubo aún más comilonas.

Y más... Sanísimos perritos calientes con cebolla, pepinillos y bacon.

En el típico puesto de perritos que hay a patadas, como ya dije. Aquí, con dos felices clientes.

Y, aunque no lo parezca, hasta trabajé:





Tres de cuatro concursos ganados, y además...

la mejor nota del examen con 33 de 34. De hecho, la mejor de mi año, y también del año anterior ^^

Vamos, que lo pasé de pena.

Abrazos para unos, y banderitas americanas para otros.

martes, 16 de agosto de 2011

6 x 07 - Copenhague I

Hacía ya tiempo que no escribía en el blog. Concretamente desde el 2 de mayo. Tres meses y medio casi, que se dice pronto. Pero si no se hace nada especial, no se hace nada especial, qué le vamos a hacer.
Nada de lo que sea relevante hablar en un sitio público al menos, ¿os vale?
Hala, pues a lo que iba.

Gracias al plan de formación del CERN, disfruto ahora mismo de dos semanas de curso en Copenhague.  Mal sitio para irse con los gastos pagados :-)

Aunque el curso comenzó el domingo, yo llegué el viernes noche, para aprovechar el fin de semana y hacer algo de turismo. Llegamos sin mucho problema al hostal que tenía reservado para esas dos noches, y ya a la mañana siguiente salimos a hacer el guiri.

Dos cosas me han llamado la atención de Dinamarca, o de Copenhague al menos. Una, la enorme cantidad de sitios con comida basura (pero muy basura) que hay, sólo por detrás de los 7-Eleven, que los hay a patadas. La otra, es lo borrachos, pero borrachos, y meones que son. Si pensáis que gente borracha meando por las esquinas es algo típico del Carnaval, o si acaso del botellón en España... Dinamarca no tiene nada que envidiar (si es que eso es envidiable, claro).

Respecto a la comida, kebabs, pizzas, pizzas de kebab (argh), "china box", puestos de perritos calientes pero por todos lados (a ver si les hago una foto, hombre), etcétera. Sin olvidar las mierdas prefabricadas del siete-once. Ridículo.




Después salimos por la noche, y ¡sorpresa! Otra cosa que me choca: ¡¡fumar en los locales es legal!! Ya no recordaba lo que es salir apestando a tabaco. No me esperaba esto. Creo que esa frase de "algo huele a podrido en Dinamarca" va un poco por la mezcla del olor a tabaco y a salchicha barata.
Que no, que es exagerar. La ciudad es bastante bonita y civica por lo demás, con carriles bici por todas partes, y mucho ciclista. No llega a Amsterdam, pero no anda lejos.


Sacando partido al programa de las panorámicas

El domingo nos echaban del hotel a las 10.00, así que dejamos las maletas en un cuarto antes de desayunar para no tener que cargar con ellas. A la vuelta: ¡chanchán!.


Un "par" de personas más hacían checkout esa misma mañana, llegando a haber una montaña de equipaje acumulado que llegaba casi al techo. Ese de la foto es un portugués que viajaba conmigo intentando alcanzar su maleta. Yo por suerte dejé la mía detrás de la puerta, lo que me facilitó el asunto algo, pero no demasiado. Tuve que entrar, cerras detrás de mí, y poner esta música en mi cabeza:


Sacar una, ponerla encima del montón, desplazar otra, aprovechar el hueco para mover un poco la mía, volver a mover la del tope... y así hasta unos ¿diez? ¿once? movimientos hasta que conseguí sacarla. Y eso que estaba fácil...

Ya el lunes comenzó el curso, de lo que poco puedo contar. No es que no pueda, es que contar qué se da en clase es tontería. Lo más relevante es que me apunté para hacer escalada, pero no hay fotos todavía. Cuando tenga con qué ilustras sigo con la historia.

Continuará...

lunes, 2 de mayo de 2011

6 x 06 - Amsterdam (II)

Ya con esta entrada terminan las cuatro semanas sin parar que llevo: Vilna, Cádiz, París y Amsterdam. No espero hacer ningún otro viaje en, al menos, todo un mes :-)

En realidad, no hay demasiado que contar, dado que ya hay una entrada previa sobre Amsterdam, de hace casi un año ya (¡un año!). La ciudad sigue siendo lo mismo, y me sigue gustando tanto o más. De verdad, es un viaje que merece la pena hacer.

En esta ocasión nos alojamos en un barco atracado en uno de los muelles que hay cerca de la estación de trenes, bastante bien situado dentro de lo que cabe, no mal de precio y con encargados muy simpáticos, pero no deja de ser un barco con habitaciónes muy pequeñas. Si a alguien le interesa, se llama Botel Zebra.

Vista desde la ventana ojo de buey de la habitación el camarote

El barco desde fuera, con un coche aparcado encima, por alguna razón

EasyJet nos hizo la gracia de retrasar el vuelo tres hora, aunque por lo menos nos dieron un vale de 10 francos (7.78 euros, ya ves que miseria) para canjear en los restaurantes del aeropuerto por algo para comer y/o beber. Que es lo de menos, son tres horas que pierdes tontamente en el aeropuerto, pero bueno. Al menos aprovechamos lo que quedaba de día para cenar y ver un poco aquello, y como era de suponer, hasta la bandera.

Ya a la mañana siguiente, Queen's Day, tiramos para el centro. Más gente que en Zurich en la Street Parade o que, obviamente, Cádiz en Carnavales.

Llendo a donde va Vicente

Callejuelas molonas

Y uno de los canales. La fiesta no sólo tenía lugar por la calle, sino por los mismos canales, repletos de barcas y lanchas a rebosar de gente, algunas de ellas rozando el límite de su línea de flotación. Más de una y más de dos de las barcas iban con enormes altavoces reproduciendo música, música que se solapaba con la que sonaba por los altavoces de los pisos de los vecinos.
Básicamente todo el centro de la ciudad era una enorme fiesta.

Con su zona de conciertos, y una importante cantidad de naranja. Naranja por todos lados.
Conforme avanzaba el día, se tranquilizaba la cosa. Creo que hay una foto my parecida de este mismo canal (Barrio Rojo, por cierto) en la entrada anterior sobre Amsterdam.

El domingo en planta otra vez, y si os fijáis en la foto, el barco que estaba atracado ha desaparecido, junto con la mitad de todos los barcos/hoteles del muelle. Por lo visto, varias veces al año esos "barcoteles" viajan de ciudad en ciudad, dejando a los visitantes en un puerto, con sus bicis, y recogiéndolos a la noche en el siguiente. Un concepto interesante.

Aprovechamos lo que teníamos de día hasta el vuelo para andar un poco con bici por allí. No una mala idea, pero tampoco brillante, porque todavía quedaba muchísima gente, más bastante tráfico, con lo que no resultó tan placentero como la vez anterior.


Aquí podéis ver bulbos de tulipanes, algo nada típico de Holanda.

Y otro trasteo con el programita de las panorámicas. No ha quedado tan bien como la de París, pero algo es algo.

Total, que el viaje ha sido una gozada, y Amsterdam merece muchísimo la pena. Pero apenas dos días no dan para mucho. Para visitar así bien, de tranquilo, lo suyo es ir en otra época que no sea el Queen's Day, por cierto. La mayor parte de las tiendas y museos cierran para evitar el jaleo.

Insisto, muy recomendable.

jueves, 28 de abril de 2011

6 x 05 - París

Perdón por el retraso, pero esta semana he estado algo liadillo, por lo que he tenido que hacer la entrada por partes. La subo ya hoy porque mañana me largo para Amsterdam. También igual me he dejado de ir un poquito, que son 77 entradas ya y el ritmo decae. Además, en la última entrada ni un comentario (que si me visteis al día siguiente de subirla también es tontería).

Bueno, como ya sabéis Pablo y yo salimos el jueves 21, y llegamos a París sobre las once menos veinte, creo recordar. Leandro estaba ya allí y de hecho nos dio la primera alegría del viaje antes de salir siquiera de Cádiz: con habitación con tres camas querían decir una cama doble y una individual. Genial. Como sardinas en lata.

Viva la República y tal. Las de abajo son Fraternité y Legalité. Egalité creo que es la que estaba detrás y no es visible

Por suerte el tiempo fue fantástico. El primer día hizo un sol de justicia, cielo despejado y una temperatura que comenzó agradable pero terminó siendo pelín alta. Al sol, claro.

Notre Dame desde un lateral. No fue gran cosa así vista de frente. Obviamente no entramos. Ni locos esperábamos la cola como de hora... y dos de espera que había.

Aprovechando el buen tiempo, que es Paguí y todo eso, buscamos donde comprar pan, embutidos y algo para beber para hacer un pic-nic al lado del Sena.

Muy bonito aquello, las cosas como son.

Me puse a trastear con el asistente para panorámicas y después ya en casa puse las fotos juntas, con el feliz resultado de obtener a Pablo por duplicado, mirando a la cámara y marchándose al mismo tiempo. A la izquierda está Notre dame y la estela de un barco que ha desaparecido al hacer la composición.

Tras la comida y una breve siesta al sol, a patita hasta el Louvre. Total, como París es pequeño... aunque siendo sincero, tampoco estaba demasiado lejos. Aunque al solano se hizo más largo de lo que era.

No se aprecia demasiado bien, pero estaba hasta arriba de gente. Tampoco entramos. De nuevo, una cola ridícula.

Ya después de esto y de ver brevemente los Campos Elíseos - sólo una parte - y el Arco del Triunfo allí al fondo - no les dio la gana de ir... ahem - de recogida para darnos una ducha, que falta hacía, y hacia la Torre Eiffel para cenar de nuevo en plan acampada.

Y ahora sí que sí. Notre Dame fue "pues tampoco es...", el Louvre un "hombre, mal no está", pero la Torre Eiffel tiene la fama merecida. Aparte de que se ve casi desde cualquier lugar de París, al salir de la boca de metro que hay cerca y verla ya más próxima impresiona. Se alza sobre los edificios colindantes como un mastodonte de acero. Enorme.
Nos acercamos, sorteando la marabunta de turistas...


Y allí estaba, iluminada y gigantesca. Como no se aprecia bien la proporción en las fotos, o yo al menos nunca he percibido ese detalle en las que he visto, hice una de la base con los turistas moviéndose por ahí.

Y, aún así, la foto no hace justicia.

Pasar por debajo es como pasar por debajo de un platillo volante. Colosal.

¡Estrellitas!

Al rato de estar allí se puso de pronto la torre como un árbol de navidad gigante, con miles de lucecitas como flashes, y la gente vitoreando y todo. Obviamente, mucha mucha gente. Y tipos vendiendo cerveza y vino a los que estábamos sentados en el césped. Nos preguntaron si queríamos como veinte veces. Sin exagerar... demasiado.

Para la mañana siguiente nos propusimos levantarnos temprano y... nos despertamos a mediodía. Fracaso absoluto. Habíamos quedado para cenar en casa de una amiga común (antigua compañera del instituto) que vive y trabaja ahora mismo en París, así que tampoco tuvimos mucho tiempo para hacer nada. Y menos si vamos andando a todas partes. Pero bueno, fuimos al cementerio de Père-Lachaise, cementerio lleno de mausoleos y celebridades locales, nacionales e internacionales. Como por ejemplo Jim Morrison o...

Oscar Wilde.

Hasta el cementerio lleno de turistas (como nosotros, vaya). La tumba de Jim Morrison no la vimos - ni la buscamos, en realidad - pero me imagino como estaría de tributos y tal. La que sí vimos fue la de Oscar Wilde. Y, aunque lo parezca por la foto así en pequeño, no es granito rojo con algún que otro garabato. Todas ese "ruido" en la piedra son marcas de besos (click para ampliar y verlo mejor), además de muchas dedicatorias al escritor: citas de libros suyos, "no te olvidamos", "me partiste [de risa] con lo de Ernest", etcétera. Que tiene narices, porque hay una placa monísima donde dice "Restaurado en 1992. Por favor, no desfigurar por respeto a la memoria blablablá". Supongo que han tirado la toalla. Además, tampoco me parece un detalle feo, al fin y al cabo no son chorradas del tipo "El Barto estuvo aquí". La mayoría, al menos, que igual alguna hay (veo ahí un tal Leo quiere a una tal Zoe).

Poco más que contar del resto del día. Intentamos ver una de las antiguas entradas de la ciudad pero el mapa se quedó con nosotros: tiene marcado el antiguo trazado de la muralla pero en realidad ya no queda muralla. Tiempo tontamente perdido y tocaba tirar ya para lo de la cena.

No tengo fotos, porque previendo que saldríamos pasé de cargar con la cámara, pero nos llevaron a un sitio próximo al hotel llamado L'International, que ya me gustaría que hubiera en Ginebra algo así. O alguna calle como esta, con varios bares, pubs, discotecas y demás.

Ya al día siguiente (domingo) desayuno típico parisino en una terracita de estas donde te pones a mirar hacia la calle. Que ves una lavandería y la gente pasar, poco más, pero es el estilo de allí.

Una vez desayunados, en panta y para Montmartre. Andando, claro está.

Otro trasteo con la panorámica.

¡Sorpresa! Hasta arriba de gente. Casi se me olvida, por el camino pasamos por una avenida con, qué se yo, ¿quince, veinte? tiendas de trajes. Increíble. ¿A quién les venden tantísimos trajes? Además, parecían de poca calidad.

En cualquier caso, paseillo por la zona.

Moulin... moulin!

Pillamos unos ¿sandwiches? en una tiendecilla griega que había por ahí - el tipo sabía decir cerveza, por cierto - y comimos en un parque, hasta que ya dije de irnos harto de avispas, moscas y demás bichejos indeseables.


Y quedamos de nuevo con la chica esta que mencioné antes en un canal donde, por fin, no había [mucho] turista. Algo así más local. Cervecillas en un super (¡abren en domingo!) y a echar el rato.

Ya algo más tarde, volvimos a tirar al mismo bareto que el sábado, donde estaba tocando en directo un tipo algo raro llamado Michael Wookey. No, no es que me quedara con su nombre, es que lo he buscado en la agenda del bar.
Tocaba, yo que sé que tocaba. Un cacharro así raro, medio organo electrónico Casio, medio "la vaca dice... MOOOOO", cadenas en un pié, magnetófono, piano de juguete... no estuvo mal la cosa, no. Lo que no me quedó claro es si estaba loco, metido en el papel o hasta las cejas de algo.

Esto es una versión de un tema clásico que...mmmmmbah, sí...

Y a lo suyo. Yo creo que era un poco de todo. Esa es una foto de su página con el cacharro ese raro que digo.
Y aquí tocando el pianete ese.

Después, vinieron unos tal Milos Unplugged, que tampoco estaban mal, tras lo que cada uno tiró para su casita... (¡que no es mi casa!*) de recogida.

Por último, el lunes nos levantamos temprano para desayunar y acompañar a Leandro la Gare du Nord, vuelta al hotel, empaquetar, y Pablo para el aeropuerto y yo para la Garde de Lyon, donde tuve que matar un par de horas - rodeado de todavía más gente - hasta que salió el tren.

Leandro y Pablo, podríais usar los comentarios para decir cualquier cosa que os llamara la atención, refutar, corregir... ¿no? ¿no? ¿no? Venga, va; venga, va.

(*) Los dos malandrines (más la chica, pero ella es maja, no malandrina) entenderán la broma privada.