lunes, 2 de mayo de 2011

6 x 06 - Amsterdam (II)

Ya con esta entrada terminan las cuatro semanas sin parar que llevo: Vilna, Cádiz, París y Amsterdam. No espero hacer ningún otro viaje en, al menos, todo un mes :-)

En realidad, no hay demasiado que contar, dado que ya hay una entrada previa sobre Amsterdam, de hace casi un año ya (¡un año!). La ciudad sigue siendo lo mismo, y me sigue gustando tanto o más. De verdad, es un viaje que merece la pena hacer.

En esta ocasión nos alojamos en un barco atracado en uno de los muelles que hay cerca de la estación de trenes, bastante bien situado dentro de lo que cabe, no mal de precio y con encargados muy simpáticos, pero no deja de ser un barco con habitaciónes muy pequeñas. Si a alguien le interesa, se llama Botel Zebra.

Vista desde la ventana ojo de buey de la habitación el camarote

El barco desde fuera, con un coche aparcado encima, por alguna razón

EasyJet nos hizo la gracia de retrasar el vuelo tres hora, aunque por lo menos nos dieron un vale de 10 francos (7.78 euros, ya ves que miseria) para canjear en los restaurantes del aeropuerto por algo para comer y/o beber. Que es lo de menos, son tres horas que pierdes tontamente en el aeropuerto, pero bueno. Al menos aprovechamos lo que quedaba de día para cenar y ver un poco aquello, y como era de suponer, hasta la bandera.

Ya a la mañana siguiente, Queen's Day, tiramos para el centro. Más gente que en Zurich en la Street Parade o que, obviamente, Cádiz en Carnavales.

Llendo a donde va Vicente

Callejuelas molonas

Y uno de los canales. La fiesta no sólo tenía lugar por la calle, sino por los mismos canales, repletos de barcas y lanchas a rebosar de gente, algunas de ellas rozando el límite de su línea de flotación. Más de una y más de dos de las barcas iban con enormes altavoces reproduciendo música, música que se solapaba con la que sonaba por los altavoces de los pisos de los vecinos.
Básicamente todo el centro de la ciudad era una enorme fiesta.

Con su zona de conciertos, y una importante cantidad de naranja. Naranja por todos lados.
Conforme avanzaba el día, se tranquilizaba la cosa. Creo que hay una foto my parecida de este mismo canal (Barrio Rojo, por cierto) en la entrada anterior sobre Amsterdam.

El domingo en planta otra vez, y si os fijáis en la foto, el barco que estaba atracado ha desaparecido, junto con la mitad de todos los barcos/hoteles del muelle. Por lo visto, varias veces al año esos "barcoteles" viajan de ciudad en ciudad, dejando a los visitantes en un puerto, con sus bicis, y recogiéndolos a la noche en el siguiente. Un concepto interesante.

Aprovechamos lo que teníamos de día hasta el vuelo para andar un poco con bici por allí. No una mala idea, pero tampoco brillante, porque todavía quedaba muchísima gente, más bastante tráfico, con lo que no resultó tan placentero como la vez anterior.


Aquí podéis ver bulbos de tulipanes, algo nada típico de Holanda.

Y otro trasteo con el programita de las panorámicas. No ha quedado tan bien como la de París, pero algo es algo.

Total, que el viaje ha sido una gozada, y Amsterdam merece muchísimo la pena. Pero apenas dos días no dan para mucho. Para visitar así bien, de tranquilo, lo suyo es ir en otra época que no sea el Queen's Day, por cierto. La mayor parte de las tiendas y museos cierran para evitar el jaleo.

Insisto, muy recomendable.

1 comentario:

Perico Romero dijo...

Te ha quedado bien la panorámica, José Luis, no exageres.

Ah, Mallorca en junio desde Sevilla a 36 euros ida y vuelta (!!)